Como normativa de las nuevas leyes que entrarán a regir a partir del próximo mes, y que tienen la finalidad de controlar el crecimiento del juego en Nueva Zelanda, los empleados de los casinos deberán identificar y, si es necesario, prohibir a los jugadores problemáticos que se encuentren en sus instalaciones la posibilidad de apostar. De no hacerlo, podrían ser multados por más de U$S 10.000.
El inspector de juego del Departamento de Asuntos Internos, Mike Norden, dijo que la normativa sería similar a aquellas que prohiben la venta de alcohol a personas ebrias o limitan el cigarrillo en los espacios de juego. “Las nuevas leyes están destinadas a que sean los mismos lugares de juego los que minimicen o prevengan el daño del juego problemático”, dijo.