Los gigantes de los casinos de Las Vegas MGM y Caesars han puesto sus miras en Brasil, donde ya han invertido USD 16 millones en el floreciente sector de las apuestas en línea. Las empresas, junto con Hard Rock, se están posicionando para expandirse más allá del juego virtual, con la vista puesta en la construcción de casinos en destinos turísticos populares en caso de que Brasil regule el juego terrestre.
MGM Resorts ha invertido BRL 54,25 millones (USD 10 millones) en el lanzamiento de la BetMGM, una empresa conjunta con el Grupo Globo, mientras que Caesars Palace ha obtenido una licencia de la Loterj para operar en Río de Janeiro y está construyendo una nueva sede en Americana, São Paulo.
Estos movimientos marcan una estrategia más amplia de los casinos de Las Vegas para probar la dinámica del mercado brasileño y crear reconocimiento de marca. Brasil, uno de los pocos países que ha legalizado las apuestas en línea antes de regular el juego en tierra, ofrece una atractiva oportunidad de expansión.
El CEO de MGM Resorts, Bill Hornbuckle, declaró que la empresa planea llevar a Brasil la "auténtica experiencia de apuestas de Las Vegas", mientras se prepara para sacar provecho del cambiante panorama normativo del país.
André Feldman, presidente de Caesars Sportsbook Brasil, se hizo eco de este sentimiento. "Para nosotros, el juego físico, si se regula en Brasil, es un camino natural que seguiremos para solicitar también una licencia", expresó. Caesars está ampliando actualmente sus operaciones en São Paulo y ya ha contratado a 28 empleados, con planes de aumentar la plantilla a 100.
Por su parte, el Congreso de Brasil está debatiendo un proyecto de ley que podría regular el "jogo do bicho", las carreras de caballos y los casinos. El proyecto de ley nº 2.234 de 2022, una enmienda de la legislación aprobada en 2022 por la Cámara de Representantes, proporcionaría un marco para los casinos terrestres.
La propuesta permite hasta tres complejos de casinos en estados con grandes poblaciones, como São Paulo, y hasta dos casinos en estados con extensos territorios, como Amazonas, o con poblaciones de entre 15 y 25 millones de habitantes, como Minas Gerais. A los demás estados y al Distrito Federal sólo se les permitiría un casino cada uno.
A medida que Brasil avanza hacia una posible regulación de los casinos físicos, las empresas se preparan para los próximos pasos. El vicepresidente de Hard Rock Cafe para América Latina, Alex Pariente, señaló la importancia del mercado brasileño, que ya contribuye significativamente a los ingresos por turismo de la empresa. "Sería gratificante introducir nuestra marca en este sector cuando surja la oportunidad", afirmó.
Si se aprueba la ley, el impacto en la economía brasileña podría ser sustancial. Según Carlos Henrique Sobral, secretario nacional de Infraestructuras, Crédito e Inversiones del Ministerio de Turismo, el sector de los casinos podría generar más de 650.000 puestos de trabajo y unos ingresos de BRL 74.000 millones (USD 13.600 millones). La contribución del turismo al PIB podría aumentar del 8% al 9,2%, añadió.
Sin embargo, han surgido preocupaciones sobre la adicción al juego y los perjuicios económicos. El psiquiatra Rodrigo Machado advirtió del potencial adictivo de las máquinas tragamonedas, que estimulan las vías del placer del cerebro con más intensidad que los juegos de lotería. La oposición al proyecto de ley en el Senado está encabezada por el senador Eduardo Girão, junto con grupos evangélicos, que han destacado los riesgos sociales de la expansión del juego.
A pesar de estas preocupaciones, el proyecto de ley cuenta con el apoyo de figuras clave de todo el espectro político brasileño, incluidos algunos miembros tanto del Partido de los Trabajadores como del Partido Liberal, de extrema derecha. De aprobarse, la ley permitiría a los complejos de casinos operar durante 30 años, con posibilidad de renovación.
MGM Resorts, fundada en 1986, tiene actualmente un valor de mercado de USD 11.650 millones. Caesars Entertainment, en funcionamiento desde 1937, tiene un valor de mercado de USD 9.050 millones. En tanto que Hard Rock Cafe, fundado en 1971, es propiedad privada de la Tribu Seminole de Florida.