Desde finales de 2023, la Argentina vivió un cambio de gobierno que trajo consigo una serie de reformas que buscan transformar la economía y, de esta forma, acabar con la inflación que sacudió al país desde hace varios años.
Tomás Galarza, experto de ASAP Comercio Exterior, realiza un análisis exhaustivo de la situación en la Argentina y de sus repercusiones en la industria del juego.
Cuando se habla de importaciones en Argentina, es difícil no pensar en trabas burocráticas, aranceles elevados y plazos de pago inciertos. Por décadas, estos rasgos distintivos de la balanza comercial argentina encarecieron costos y limitaron el crecimiento de industrias, como las del juego, que dependen de la importación de piezas y máquinas. En este contexto, las promesas de desregulación económica del gobierno de Milei resultaron inicialmente atractivas para casas matrices que veían en Argentina una oportunidad. A casi un año de las elecciones del 2023, Milei definitivamente se ganó la curiosidad de los inversores, ¿pero se ganó también la confianza?
En base a la última información recopilada por la Organización Mundial del Comercio, Argentina es uno de los países con mayor presión tributaria sobre importaciones de la región, especialmente sobre maquinaria mecánica y eléctrica. Esto, enfocado en la industria del juego se traduce en un dato escalofriante: Para la industria del juego, esto es particularmente alarmante, ya que los costos de importar máquinas tragamonedas y otros equipos especializados superan los de cualquier otro país del Cono Sur, siendo Argentina el país con mayores tarifas sobre maquinaria eléctrica, y el tercero en Sudamérica, solo detrás de Guyana y Bolivia.
En este contexto, el nuevo gobierno se vio forzado a desregular una burocracia que hasta el momento desincentivaba la inversión e incitaba a buscar oportunidades en otros países de la región. Desde el 10 de diciembre, se implementaron más de 75 normas orientadas al comercio exterior, y al menos cinco que tuvieron incidencia directa en las operaciones de Gaming.
La reducción de tiempos de acceso al MULC (Mercado Único y Libre de Cambios), fue un aspecto indispensable para una buena primera impresión. Primero, el flete y seguro incluido en la condición de venta, pasó a poder pagarse a 30 días desde ingresados los bienes de la operación referida. Luego, los tiempos para el pago de los bienes suntuosos en sí (máquinas tragamonedas, vehículos y motos de alta gama, relojes, etc.), se recortaron de 360 a 180, 120, 90 y 60 días corridos desde el ingreso de los bienes. Por otro lado, si bien el impuesto país para estos bienes se mantiene sobre el 30%, se decidió retrotraer la alícuota de servicios de flete internacional del 17,5% a 7,5% sugiriendo un guiño favorable a la ya pronta eliminación del impuesto.
Si bien estas medidas ya están mostrando indicios de agilización del comercio exterior, el gobierno aún mantiene dos ases bajo la manga. El primero es la eliminación definitiva del Impuesto PAIS que, como garantía, no está incluido en el Presupuesto 2025 y ratifica que desaparecerá en diciembre de este año. El segundo, es la eliminación del cepo. Aunque en torno a este ultimo no hay una fecha tentativa, el gobierno habla de ciertos prerrequisitos como déficit cero, convergencia entre inflación y devaluación y un balance aceptable entre oferta y demanda de dólares.
Los primeros indicios, son parcialmente alentadores: “(...) las restricciones han permitido acumular reservas (...), licuar el pasivo del BCRA y tener el dólar CCL prácticamente sin movimientos”, comenta Martín Redrado. Aún así, lo más probable es que no veamos una salida hasta principios de 2025.
Las primeras señales son alentadoras, ya que según el Sistema Malvina (plataforma aduanera para el control de importaciones y exportaciones) el mes de julio vio un repunte en la importación de máquinas tragamonedas en el país. La verdadera prueba resta en cumplir con las expectativas de desregulación que prometen transformar definitivamente el Comercio Exterior.
La reducción de los tiempos de acceso al MULC, la certeza que ofrece el nuevo sistema de importación, la baja en alícuotas y la promesa de futuras simplificaciones, son pasos iniciales en la dirección correcta. Lo que es más, la desregulación de tramites como el “STM”, “SIMELA”, “RUTA” o “RUMP” en estos últimos meses, no hacen tan descabellada a la idea de que se simplifiquen ciertos regímenes relacionados a la importación de maquinaria eléctrica, crucial para la industria del juego. Sumado a ello, la inminente eliminación del Impuesto PAIS y la no tan inminente eliminación del cepo, nos brinda la certeza de que los cambios más sustanciales aún están por suceder.