El gobierno liderado por el primer ministro, Shinzō Abe, cree que los casinos en resorts integrados impulsarán la cantidad de turistas extranjeros y revitalizarán las economías regionales. Sin embargo, sus compatriotas no parecen convencidos.
Según una encuesta realizada por la agencia Kyodo, dos de cada tres japoneses se oponen a la ley recientemente aprobada. La norma debe ser reglamentada por el Poder Ejecutivo para entrar en vigencia. Los detractores temen que la expansión del juego genere ludopatía y que se incremente la delincuencia. Probablemente esto explique que la iniciativa sólo cuente con un apoyo del 27,6 %.
Incluso el rechazo es mayoritario entre quienes respaldan al gabinete de Abe (47,6 %). Entre los que lo desaprueban la oposición a la ley es abrumador (84,9 %).