La Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juego de Apuesta en México (AIEJA) advirtió que de no adoptar medidas fiscales para estos meses de contingencia nacional, los más de 50.000 empleos directos que genera la industria estarían en peligro.
Tras mes y medio de un paro absoluto de las salas de juego del país, el presidente de la AIEJA, Miguel Ángel Ochoa, reiteró la urgencia de que el gobierno federal adopte medidas fiscales para un sector que genera cerca de 5.000 millones de pesos (algo más de US$ 210 millones) al erario público federal, y alrededor de 2.000 millones (unos US$ 84 millones) suplementarios a Estados y Municipios en los cuales operan.
Ante el escenario de crisis económica que se avecina, Ochoa dijo que la industria del juego “no pide la condenación de sus obligaciones fiscales, solamente requiere, al igual que la mayoría del sector productivo, considerar la posibilidad de diferir ciertos pagos, reducir temporalmente algunos requerimientos y ofrecer cierta flexibilización del cronograma del Sistema de Administración Tributaria (SAT)”.
El directivo recordó que la industria no es ajena a lo que padece el resto del sector productivo en el país. Y, si la situación fuese a perdurar, los estragos serían terribles para México, al generar el cierre de locales, pérdida de empleos, reducción de mercado y caída de la recaudación tributaria. “Todavía, estamos a tiempo”, aseguró el titular de AIEJA.
De igual forma, el vocero del gremio celebró las medidas que algunas entidades federativas han implementado a raíz de la contingencia sanitaria. “Cabe recordar que las salas de juego fueron los primeros espacios en cerrar puertas de manera voluntaria en la gran mayoría de los estados de la República, acatando con mucha celeridad las medidas de prevención, recomendadas tanto por la Organización Mundial de la Salud, como por el Consejo Nacional de Salud, sobreponiendo la salud de nuestros clientes y trabajadores, por encima de las consideraciones económicas”, comentó Ochoa.
Así mismo dijo que si la situación lo amerita, algunos permisionarios contemplan la posibilidad de traspasar a un consorcio más grande algunas salas, e incluso podrían declararse en quiebra ante la Secretaría de Gobernación. Hasta antes de la pandemia, los casinos en México representaban el 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional, con poco más de 4 millones de clientes al año y 380 establecimientos abiertos; al tiempo de generar 50 mil empleos directos y 150 mil indirectos, además de programas de compras a proveedores locales y apoyo a las comunidades en donde las salas operan.