El empresario Paul Gauselmann, fundador del Grupo Gauselmann (ahora Merkur Group), llegó a los 90 años este lunes 26 de agosto. Con ocasión de este hito, la empresa compartió un recorrido por la trayectoria del magnate de las máquinas expendedoras, como empresario independiente del sector de juegos y azar, desde hace 67 años.
En 1957, Gauselmann lanzó su negocio sin ningún capital y, hoy por hoy, ha llegado a ser el supervisor de un grupo de empresas de renombre internacional con unos ingresos por ventas de aproximadamente EUR 4.000 millones (USD 4.474 millones) y más de 15.000 empleados.
Según informó un comunicado de prensa lanzado por la compañía, a Gauselmann a veces le cuesta comprender que su espíritu inventivo, su pasión por los juegos, su energía creativa y su don de gentes le hayan llevado tan lejos. "A veces tengo que pellizcarme", afirmó.
Y es que a lo largo de sus años, el empresario ha trabajado fuertemente con un agudo instinto empresarial y un considerable ahorro personal. Además, se ha identificado por aprovechar las oportunidades con determinación, lo que lo ha guiado hacia el éxito. "Por supuesto, como todo el mundo, he cometido errores, sin embargo, las grandes decisiones empresariales me han salido bien en general", aseguró y agregó que el mérito también se lo debe a su esposa Karin, su compañera a lo largo de 58 años.
Paul Gauselmann nació en Münster en 1934. Vivió sus primeros años entre los escombros de la Alemania bombardeada de posguerra, donde jugaba de niño. A los diez años ya contribuía con los ingresos familiares recogiendo y vendiendo chatarra, cobre y estaño de los escombros. A los 14, había ahorrado suficientes marcos alemanes para comprar su primera bicicleta con su propio dinero, con lo cual aprendió que cada uno es artífice de su propio destino.
De acuerdo con el empresario, la guerra le enseñó la importancia del juego, pues en las terribles horas que pasaba en los refugios antiaéreos, jugaba con sus hermanos Willi y Eugen a juegos como el skat, el doppelkopf, el halma, el ajedrez y el nine men's morris. De allí comprendió la fascinación y el impacto positivo del juego: ofrecía a los chicos la oportunidad de evadirse por un rato de la angustiosa realidad que les rodeaba.
Esta visión del juego se fusionó con su interés por la tecnología, su visión de futuro y su inquebrantable deseo de crear y dar forma a su propia vida. También tuvo la suerte de que su afán emprendedor coincidiera con el auge económico, lo que permitió ascender rápidamente a aquellos impulsados por el éxito. "Las condiciones eran ideales para los emprendedores con un concepto empresarial sólido", recordó el empresario.
La economía social de mercado de Ludwig Erhard confiaba en el individuo, una confianza que el joven Gauselmann aprovechó al máximo. Tras su aprendizaje como inspector de telecomunicaciones, que completó como el mejor de la clase, se aventuró a trabajar por cuenta propia a tiempo parcial como operador de máquinas de discos después de siete años, en 1957, año de inicio del Grupo Merkur. En octubre de 1964, Paul Gauselmann se convirtió en independiente.
Precisamente los años pasados como empleado darían forma al empresario para el resto de su vida.
De acuerdo con la compañía, Paul Gauselmann nunca ha perdido de vista lo importante que es para un empresario mostrar aprecio por sus empleados. Por eso, a sus 90 años, siempre que puede dedica tiempo a sus empleados, interactuando con ellos en pie de igualdad.
La autonomía de la empresa marcó el inicio de su ascenso: la primera máquina recreativa de desarrollo propio, la Merkur B, lanzada en 1976, proporcionó inmediatamente hasta un 100% más de diversión en el juego, logrando así un éxito significativamente mayor que las máquinas de los líderes del mercado en aquel momento.
Años más tarde llegó la Merkur Disc, que introdujo por primera vez discos en lugar de bobinas y sigue siendo la máquina tragamonedas más vendida de la historia, con 40.000 unidades.
Siete años después de lanzar su primera máquina recreativa, Paul Gauselmann ya tenía asegurado más del 50% de la cuota de mercado en Alemania.
Por otra parte, la creación del primer salón recreativo, basado en el concepto de un hotel de tres estrellas, también fue pionera y contribuyó en gran medida al auge de la empresa. Posteriormente, los salones recreativos Merkur se extendieron por toda Europa y el logotipo del sol sonriente se convirtió en sinónimo de diversión en el juego. Establecer una fuerte presencia en el Reino Unido e introducirse en el sector de los casinos demostró ser un acierto estratégico. El grupo también adquirió experiencia en juegos en línea y apuestas deportivas.
Otra de las aristas en las que ha incursionado el empresario ha sido el trabajo activo en asociaciones. “A las empresas individuales les cuesta mucho hacerse oír cuando se trata de cuestiones políticas. Pero los intereses de las asociaciones y, por tanto, de todo un sector tienen más peso político”, indicó Gauselmann. Por eso, a partir de 1966, empezó a conocer los entresijos de la política del sector y poco a poco fue ascendiendo y fue elegido presidente de la Asociación Alemana de la Industria de Máquinas Recreativas y Expendedoras (VDAI), cargo que ocupó durante 38 años. En este puesto, logró presionar a los poderes fácticos en nombre de todas las empresas y también se benefició de una parte del pastel de lo que consiguió para la industria en su conjunto. En 2018 fue nombrado presidente honorario de la VDAI por su inquebrantable compromiso.
Los años de la pandemia con salas de juego, casinos y locales de apuestas deportivas obligados a permanecer cerrados (algunos casos hasta siete meses) le causaron muchas noches de insomnio. Pero, a pesar de las fuertes pérdidas de ingresos, ni uno solo de sus empleados tuvo que ser despedido. Y lo que es más, ni siquiera en esos momentos difíciles entró en números rojos, lo que, en retrospectiva, es sin duda motivo de orgullo para Gauselmann. "En mis 67 años como empresario, he sido cuidadoso con mis recursos y no he escrito ni una sola vez con tinta roja", sostuvo.
En otros aspectos, el empresario creó la Fundación Paul y Karin Gauselmann, que en sus 25 años de historia ha destinado casi EUR 5 millones (USD 5.590.953) a unos 2.500 beneficiarios. Además, financió la modernización del hospital de Rahden, la ampliación de la unidad de ictus de la clínica de Minden y la construcción de un edificio para la formación de estudiantes de medicina. También donó un robot de quirófano para el hospital de Lübbecke valorado en EUR 1,4 millones.
Con la adquisición de la finca Schloss Benkhausen, de 500 años de antigüedad, en Espelkamp, se erigió en monumento. Con una inversión de varios millones, restauró 11 edificios antiguos, que hoy no sólo sirven como centro de formación para empleados, sino también como hotel de conferencias, lugar de encuentro y sede de una gran variedad de eventos artísticos y culturales de la región circundante. El Jardín Inglés, con su zona recreativa adyacente, su sendero circular y su embarcadero, es un remanso de paz para innumerables visitantes que acuden aquí cada día a pasear, hacer footing o simplemente relajarse.
Gauselmann es padre de cuatro hijos y bisabuelo de cinco bisnietos lo que lo motivó a financiar la construcción de dos guarderías en Espelkamp con una inversión de unos EUR 6 millones (USD 6.710.791). Recientemente, cuando su ciudad se enfrentó a dificultades financieras imprevistas, volvió a dar un paso al frente con una donación de EUR 8,7 millones (USD 9.729.712). Para no dejar atrás a la ciudad vecina de Lübbecke, donde se encuentra la planta de producción del Grupo Merkur, aportó otros EUR 5 millones. En sólo unos meses, aportó unos EUR 20 millones (USD 22,3 millones) al bien público. Además, anunció que una parte sustancial de su patrimonio privado se destinará a su fundación. “Esto permitirá apoyar numerosas buenas causas en los próximos años”, empresó.
Actualmente, continúa guiando junto con un excelente equipo directivo, las fortunas del Grupo Merkur. Teniendo en cuenta su salud, el año pasado redujo su semana laboral a cuatro días. No obstante, sigue centrado en el futuro de la empresa y en el bienestar de sus 15.000 empleados: “Durante 67 años, he vivido con las esperanzas y los temores constantes por el éxito de nuestro grupo empresarial”, finalizó el empresario.