Lo cierto es que, con esta medida, se deja conforme a buena parte de los legisladores locales que desde hace varios años vienen buscando prohibir esta modalidad de apuesta. Con respecto a esto, el Fiscal General Larry Mussenden manifestó que “quienes operan estas máquinas ganan importantes cantidades de dinero de la gente que debería estar protegida de esta clase de vicio”.
Dando por tierra dicho argumento, el operador Neil Inchcup Jr., quien tiene su sala de juego en Plush-in-Hamilton, manifestó que la prohibición representará una importante reducción de fuentes de trabajo en la isla. “Dicen que están protegiendo a la gente, pero lo cierto es que no le dan la chance de jugar a quien quiera hacerlo. Parece que todos somos medio tontos y el gobierno es quien nos dice que cosas nos convienen y cuáles no”, señaló el empresario.
Al mismo tiempo, el abogado defensor de distintos operadores de máquinas Mark Pettingill, manifestó que pedirá que se declare inconstitucional esta medida ya que viola los derechos privados e incluso la libertad de región de los ciudadanos.
Por sup arte, distintos dueños de salas de máquinas manifestaron que la medida es “hipócrita”, ya que otras formas de juego, tales como el bingo y las apuestas deportivas, son legales en la isla. Bajo las condiciones de la nueva ley, los operadores de máquinas de juego puedan llegar a enfrentar multas de hasta 250 mil dólares y cinco años de prisión. Por su parte, quienes sean encontrados apostando a las máquinas podrán llegar a pagar hasta mil dólares de multa.