Las leyes tailandesas prohíben el juego aunque las apuestas están bastante extendidas a lo largo del país en lugares clandestinos. Es habitual que muchos tailandeses crucen la frontera con Camboya o Birmania (Myanmar), donde el juego sí está permitido.
El viceprimer ministro tailandés Chalerm Yubamrung amenazó a las fuerzas policiales con otorgarle el trabajo a otro cuerpo de seguridad si no ve progresos en tres días. “Necesito ver mejoras”, afirmó Chalerm. Añadió que “si fuera necesario” nombrará “a las personas adecuadas para el trabajo”.
El político dijo que los casinos ilegales pagan diariamente a la policía metropolitana de Bangkok entre 80.000 y 150.000 baht (de 1.800 a 3.500 euros, o entre 2.600 y 5.000 dólares) para poder operar.
La decisión gubernamental surge a raíz de que la semana pasada seis altos cargos policiales fueran suspendidos tras ser acusados en el Parlamento por el político opositor Chuvit Kamolvisit de operar el casino más importante de Bangkok.