Durante el primer semestre de este año, el Estado panameño recibió US$38.698.950 dólares, sin embargo, en el mismo periodo de 2018 la cifra ascendía a US$38.939.768, lo que representa una diferencia de alrededor de 241 mil dólares.
En 2014, la industria de juegos de azar panameña atravesó uno de sus mejores momentos al otorgarle al Estado US$ 96.101.377. Sin embaro, la caída, tanto en las apuestas como en las recaudaciones, comenzó desde el año 2015, cuando inició el cobro del impuesto del 5.5%. El gravamen requiere que el apostador pague al momento de reclamar su dinero (independientemente de si ganó o perdió a nivel general) o cambiar las fichas de las mesas de juego en la caja del establecimiento.
Al respecto, Antonio Alfaro, presidente de la Asociación de Administradores de Juegos de Azar (Asaja) asegura que "los casinos completos se mantienen a la baja, debido a que los turistas no se acostumbran al impuesto del 5.5% en bingos, casinos, máquinas traganíqueles y apuestas deportivas, que servirá para financiar $60 millones para los jubilados", y añadió: "Ese impuesto no se paga en ninguna otra parte del mundo y es absurdo cobrarles aunque han perdido dinero, además la baja ocupación hotelera del 40% también está afectando".
El presidente de la entidad también sostiene que el impuesto lleva a los jugadores de juegos de azar a dejar de apostar en Panamá y en su lugar optar por países como: Colombia, Costa Rica y México, donde no se cobra impuesto.