La Asociación Panameña de Operadores de Juegos de Azar (Apojuegos) está conformada por 18 empresas que tienen el 75% del mercado de máquinas tragamonedas Tipo C, Tipo A, casinos completos (salas que ofrecen una combinación de mesas de juego y máquinas Tipo A más cualquier combinación de otros juegos o dispositivos), apuestas deportivas y proveedores. Para el 2020 espera sumar a tres nuevos miembros.
A pedido de Yogonet, la secretaria ejecutiva de la asociación, Yelitza Amador, repasa con qué números está cerrando el año la industria de juego panameña: "La proyección de cierre para el 2019 es deprimente. Se estima una caída del 6% en los ingresos con relación al 2018 y que el Estado recaude un 2% menos, lo que nos llevaría a estar por debajo del 2012".
Amador no le echa toda la culpa al Impuesto Selectivo al Consumo, una carga del 5,5% que se aplica desde junio de 2015: "En los últimos años, la industria ha sido duramente golpeada por cada gobierno de turno". Recuerda que en 2009 se aumentó un 25% la tasa de participación del Estado en las mesas y bingos, y un 50% en las máquinasTipo A. Además, en 2012 se incrementó una vez más el impuesto a las tragamonedas Tipo A y bingos hasta llegar a un 80% y 50%, respectivamente.
"Además, en 2010 de forma inconsulta y caprichosa el Gobierno aumentó un 29% el salario mínimo. La suba se repitió en 2012, un 18%; y en 2014, un 22,5%. En 2016 y 2018, las subas fueron menores —8,7% y 6,4%—, pero el daño ya estaba hecho. Lamentablemente, la industria no tuvo forma de balancear estos incrementos y se vio obligada a recortar más de 4.000 plazas de trabajo directo, sin contabilizar los indirectos. Esto derivó en menos recaudación social, menos dinero circulante, etc", explica la secretaria ejecutiva de Apojuegos.
En medio de este panorama, es una victoria para la industria que Manuel Sánchez, director de la Junta de Control de Juegos (JCJ), haya informado que se eliminará el 5,5% para las mesas de juego en casinos completos el próximo año.
"Es importante que el nuevo Gobierno haya comprendido que la implementación de este impuesto ha sido nefasta para la industria de juegos de suerte y azar y el turismo. Perdimos la visita de clientes internacionales que impulsaba el consumo de hoteles, restaurantes y de todo lo que rodea al turismo, uno de los pilares de desarrollo del país", considera.
Una de las batallas por pelear es que los bancos reabran las cuentas bancarias de la industria del juego, las cuales cerraron por considerarlo un negocio de alto riesgo. "Las entidades parecen no comprender que es la única forma de seguir el dinero y protegernos para que no se realicen malas prácticas. Esta medida también daría confianza al sector para que se retomen las inversiones y toda la dinámica comercial de la industria que mueve la economía del país con sus tradicionales apoyos al deporte, la música, promociones, etc. También ayudaría a impulsar el turismo en general y el turismo de juego, que se ha perdido", dice. Aquí coincide con su colega Antonio Alfaro, presidente de ASAJA.
Sostiene que para lograr la apertura de las cuentas bancarias se requiere el apoyo del Estado: "El Estado como regulador y supervisor es quien puede certificar que las empresas administradoras de los juegos de suerte y azar en Panamá están debidamente reguladas y supervisadas, y que se cumple con todas las normas establecidas para la prevención del blanqueo de capitales, el financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. El primer paso sería la apertura de cuentas en los bancos estatales. Esto enviaría un claro mensaje a la banca internacional". En esta línea se enmarca el acuerdo que Apojuegos firmó con el Ministerio de Economía y Finanzas a principios de año.