El consejero delegado de Grup Peralada, Javier Carrasco, aseguró al medio español Expansión que la empresa está perdiendo 2 millones de euros por mes desde el 15 de octubre, cuando se determinó el cierre de las salas de juego por la segunda ola del COVID-19, y dio el ejercicio 2020 por perdido.
Grup Peralada opera tres de los cuatro casinos físicos de Cataluña: Barcelona, Peralada y Tarragona. Todos estuvieron cerrados prácticamente medio año y, cuando abrieron durante la desescalada del verano europero, lo hicieron con capacidad reducida: lo hicieron con un aforo limitado al 50 %, con distanciamiento y medidas de limpieza y desinfección.
Dicen que un paso atrás nos ayuda a coger impulso
— Casino Barcelona (@CasinoBarcelona) October 16, 2020
y que para ganar hay que saber esperar.
Ahora debemos volver a separarnos para poder vernos más.#JuntosGanaremosEstaPartida pic.twitter.com/Sb1z4lZ9C4
Carrasco prevé un cierre del 2020 con números rojos, aunque con la esperanza de que la vacuna produzca un punto de inflexión: "Hasta el 2022 no llegaremos a los niveles precovid". Advirtió que el cierre de los casinos impactará de manera directa en los ingresos de la Generalidad de Cataluña, que recibe unos 250 millones de euros por año por la tasa del juego, de los cuales entre 25 y 30 millones al año corresponden a este grupo.
Para el consejero delegado de Peralada el cierre "es insostenible a medio plazo". Por eso, reclama acabar con la incertidumbre actual, y espera que la Generalidad incluya a los casinos en el actual plan de desescalada por fases. El plan del Gobierno no hace ninguna referencia a estos negocios, a diferencia de otros como la gastronomía, los espectáculos y el comercio. "No entendemos esta diferenciación respecto a otros sectores", señaló.