El gobierno del primer ministro italiano Mario Draghi aprobó un decreto que ordena el uso de los llamados certificados verdes a partir del 6 de agosto. Para obtenerlo, se debe demostrar que se recibió al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 en los últimos nueve meses, que se cursó la enfermedad en los últimos seis meses o testeos negativos en las últimas 48 horas.
Los certificados serán necesarios para comer en el interior de restaurantes o cafeterías y para asistir a eventos deportivos, a ferias y conferencias, así como para ingresar a casinos, salas de bingo y piscinas, entre otras actividades.
"La economía italiana va bien. Se está reactivando y estamos creciendo a un ritmo superior al de otras naciones de la Unión Europea", aseguró Draghi. El certificado verde es necesario para "mantener abierta la actividad económica" y que la gente disfrute de las actividades recreativas "con la seguridad de no estar junto a personas que pueden contagiar".
Unas 40 millones de personas ya descargaron el certificado verde en Italia, informó el ministro de Salud, Roberto Speranza. Más de la mitad de las personas en Italia mayores de 12 años, y por lo tanto elegibles para la vacuna contra COVID-19, han recibido las dos dosis, y varios millones más han recibido una.
Sin embargo, impulsados en parte por las celebraciones callejeras luego de la victoria de la selección italiana de fútbol en la Eurocopa, los casos nuevos de coronavirus han aumentado. Los expertos de salud advirtieron que la variante delta del COVID-19 avanza rápido en gran parte del país.