El Consejo Empresarial del Sector del Juego Privado en España (CeJuego) denunció a través de sus cuentas oficiales en redes sociales la asimetría entre el juego público y el privado en cuanto a restricciones y controles.
Desde la asociación señalaron que “mientras que en el juego privado se imponen todo tipo de barreras de acceso para proteger a los que no deben jugar, la ONCE vende sus productos sin un control que evite que participen menores ni autoprohibidos”.
En ese sentido, aseguraron que a menudo aparecen casos de menores que compran productos de la ONCE sin que nadie se lo impida “y, después, no reciben los premios”, y se refirieron a las declaraciones de la ONCE con respecto a la nueva Ley del Juego en Castilla y León.
La @ONCE_oficial abre un nuevo debate sobre la nueva Ley del Juego en Castilla y León, demostrando una vez más que el juego público y el juego privado efectivamente #NoSonLoMismo.
— CEJUEGO (@CeJuego) February 9, 2024
Abrimos hilo para demostrarlo🧵
En el comunicado, hicieron hincapié en que las comunidades imponen distancias de hasta 850 metros entre salones de juego y centros educativos, pero que los vendedores de la ONCE “pueden ponerse a diez metros de la puerta de los colegios y venden en hospitales, restaurantes, etc”, asegurando que hasta hace unos meses, podían vender en los colegios.
Además detallaron que, según el informe de Adicciones Comportamentales 2021 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones del Ministerio de Sanidad, los rascas (loterías instantáneas) de la ONCE son los productos de juego más consumidos por personas con juego problemático.
En cuanto al consumo en el público joven, los productos de juego público son los preferidos y el tipo de juego que más crece en los últimos años; no así las categorías de juego privado, que decrecen progresivamente.
Alejandro Landaluce
Con respecto a la publicidad y los premios, señalaron que, mientras el juego privado de facto no puede anunciarse, la ONCE es el quinto anunciante a nivel nacional. La diferencia entre los premios reside en que, por ley, las tragamonedas ofrecen premios máximos de EUR 500, mientras que las loterías instantáneas de la ONCE no tienen límite y ofrecen millones “con la promesa de hacer rica a la gente”.
En diálogo con El País, Alejandro Landaluce, director general de CeJuego, se refirió a la denuncia de la ONCE contra la nueva Ley del Juego en Castilla y León: “No creemos que sea cuestión de prohibir o de asimilar, sino de cumplir con sus competencias y responsabilidades ante los ciudadanos”.