Luego de una investigación del Centro Nacional Policial por la Integridad en el Deporte y las Apuestas (CENPIDA), el futbolista del Sevilla Kike Salas fue arrestado ante la sospecha de amaño de partidos. De acuerdo a las autoridades, Salas habría forzado tarjetas amarillas contra él mismo, con el fin de favorecer a personas de su entorno en las apuestas ilegales.
A pesar de la notoriedad del caso, la Real Federación de Fútbol de España finalmente decidió archivar la medida disciplinaria contra Salas. Según el Comité de Disciplina de la asociación, la medida deberá esperar su resolución vía penal. El expediente disciplinario podría reabrirse o no, dependiendo de la decisión que tome el juez que lleve adelante el caso.
El futbolista deberá afrontar la acusación estafa al violar el artículo 248 del Código Penal. Dicho artículo establece: “Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”.
De esta manera, Salas enfrenta la posibilidad de penas de prisión que pueden ir de los seis meses a los tres años. A ello se sumaría una pena económica atendiendo al importe de lo defraudado, el quebranto económico causado al perjudicado, las relaciones existentes entre este y el defraudador, los medios empleados, así como cualquier otra circunstancia que pueda ayudar a valorar la gravedad de la infracción.