Un tribunal federal en Santa Ana, California, sentenció a Ippei Mizuhara, extraductor del beisbolista Shohei Ohtani, a cuatro años y nueve meses de prisión, además de tres años de libertad supervisada, por el delito de fraude bancario e impositivo, por robar casi USD 17 millones al jugador de los Dodgers y por sus vínculos con apuestas ilegales.
Según se informó, Mizuhara deberá también pagar USD 18 millones en restitución, de los cuales casi USD 17 millones irían a Ohtani y el resto al Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos.
El traductor, cuyo trabajo era ayudar al atleta japonés a comunicarse con sus compañeros de equipo de habla inglesa, deberá entregarse a las autoridades para comenzar a cumplir su sentencia el próximo 24 de marzo.
Para el juez de distrito John W. Holcomb, “la magnitud del robo es sorprendentemente alta”. “Espero que el señor Mizuhara pueda devolver esa suma. Eso está por verse”, estimó.
Durante el proceso judicial, Mizuhara reconoció haber usado el dinero para cubrir sus crecientes apuestas y deudas con un corredor de apuestas ilegal, además de tarjetas de béisbol por valor de USD 325.000 y sus facturas dentales.
El beisbolista Shohei Ohtani
El caso surgió de una investigación más amplia sobre las organizaciones ilegales de apuestas deportivas en el sur de California y el lavado de dinero a través de casinos en Las Vegas, que ha dejado a una docena de acusados.
“Su robo de fondos durante años al Sr. Ohtani y las innumerables mentiras que les dijo a los agentes y asesores financieros del Sr. Ohtani para encubrir su robo representan una traición calculada a la misma persona a la que fue contratado para ayudar”, advirtieron los fiscales.
En una carta al tribunal, Mizuhara manifestó: “Pido un poco de misericordia al tribunal con respecto a la sentencia que dictarán. Realmente admiro a Shohei como jugador de béisbol y como ser humano. [...] Quiero decir que realmente lamento haber violado su confianza en mí”.
El abogado de Mizuhara, Michael G. Freedman, declaró en su momento que su cliente es un adicto al juego que cometió un “terrible error” y ha sufrido la pérdida de un trabajo y una reputación. Añadió que asumirá su responsabilidad y que espera ser deportado a su Japón natal tras cumplir la condena.